La familia es un elemento clave para salir de la crisis en que España anda sumergida. Esta podría ser la conclusión resumida de la conferencia que pronunció Josep Miró i Ardèvol, presidente de e-Cristians, en la Fundación Valentín de Madariaga de Sevilla el pasado lunes, 18 de marzo.
Con el título ‘La familia al rescate de la Economía’, el también presidente de la Convenciónde Cristianos por Europa y miembro del Consejo Pontificio para los laicos desgranó una serie de argumentos que demuestran la influencia positiva que el capital social y el capital humano tienen sobre el incremento de la productividad y la reducción de los costes sociales y de transacción.
Con el título ‘La familia al rescate de la Economía’, el también presidente de la Convenciónde Cristianos por Europa y miembro del Consejo Pontificio para los laicos desgranó una serie de argumentos que demuestran la influencia positiva que el capital social y el capital humano tienen sobre el incremento de la productividad y la reducción de los costes sociales y de transacción.
Dentro del ciclo de conferencias ‘Foro Ángel Herrera’, Miró i Ardèvol insistió en la suya en que los elementos clave para que un país funcione bien económicamente dependen en gran medida del correcto funcionamiento de la familia, que debe reunir unas condiciones óptimas para ejercer bien su rol de cohesión social.
Un bien intrínseco que no se debe obviar
El presidente de e-Cristians afirmó que “la familia es un bien intrínseco que no necesita justificación desde la razón instrumental” y añadió que “es un error de consecuencias muy graves obviar su papel decisivo en el desarrollo y bienestar de las personas, así como en todo el sistema social y económico”.
Explicó que, siendo factores clave del desarrollo económico y del sistema del bienestar la productividad, los costes de transacción y los costes sociales, la familia ejerce una influencia positiva en todos ellos digna de tener en cuenta.
Cabe recordar que el PIB per cápita depende a largo plazo de la productividad, y en ésta a su vez ejercen una influencia decisiva el capital humano y el capital social; que los costes de transacción intervienen en la determinación del precio final; y que los costes sociales son los causados por las disfunciones sociales y comportamientos individuales y colectivos que alteran el buen funcionamiento de la sociedad.
¿Cómo actúa la familia en el ámbito económico?
Dicho esto, cabe preguntarse cómo actúa la familia, en el ámbito económico. Miró i Ardèvol recordó en su conferencia que “la única institución capaz de generar por sí misma capital social y capital humano es la familia”. Y es precisamente a través del capital social y el capital humano que la familia actúa sobre la economía.
El capital humano tiene que ver directamente con los años de educación reglada, que dependen a su vez del rendimiento escolar. Y sobre este ejerce a su vez una influencia determinante el abandono escolar temprano y el fracaso escolar, que en el caso específico de España arroja las peores tasas de la Unión Europea, cerca del 30%. En el otro extremo, hay que significar la importancia que en este ámbito tiene el porcentaje de alumnos a niveles de excelencia.
En ese sentido, la excelencia educativa está íntimamente relacionada con las características de la familia: el capital social que supone y que guarda relación con el capital moral de la familia, el tiempo de dedicación a los hijos, las expectativas sobre los estudios, etc. En todo ello, es especialmente importante el papel de la madre.
Como también lo es la renta familiar disponible, el nivel cultural de los progenitores y la estabilidad locacional, es decir que la familia no esté constantemente cambiando de domicilio.
Por otra parte, el capital social depende en gran medida de que existan normas claras y compartidas en el seno de la familia. Que exista confianza y una red familiar de parentesco, estable, sólida y que funcione, recordó Miró i Ardèvol.
El modelo a evitar
El presidente de e-Cristians dibujó también un perfil de aquello que influye desde el ámbito familiar negativamente en la economía, especialmente en cuanto a “la pérdida de sentido del matrimonio”.
En este sentido, la ruptura matrimonial, la cohabitación y las familias monoparentales ejercen una influencia negativa para que la familia salga al rescate de la economía.
No hay que olvidar que estas situaciones conllevan crisis de parentesco, hijos fuera del matrimonio, pérdida del sentido de la maternidad y la paternidad, ruptura entre sexualidad y reproducción, incremento del número de abortos y aumento de las enfermedades de transmisión sexual, entre otras consecuencias.
Y que también tienen efectos perniciosos en cuestiones como el descenso de la natalidad, la feminización de la pobreza, el incremento de feminicidios, el aumento de ancianos que viven solos, el envejecimiento de la población o la quiebra de la Seguridad Social
Y el modelo óptimo
Al mismo tiempo, Miró i Ardèvol insistió en las condiciones óptimas de un modelo familiar que sí tenga una influencia positiva en la recuperación de la economía, como la capacidad de generar descendencia hasta alcanzar o superar incluso la tasa de reemplazo de 2,1 hijos por mujer, que actualmente en España está alrededor de 1,32.
Otra cuestión básica es la capacidad educadora de socialización positiva de los padres; que exista una confianza entre sus miembros generadora de externalidades positivas; que haya una concepción y normas compartidas y un modelo definido del ser humano realizado en el bien: es decir capital moral. Es cuestión fundamental el tiempo que los padres dedican a los hijos y las expectativas de futuro ante los estudios.
Por otra parte, la disponibilidad inmediata de la red de parentesco soluciona muchas situaciones de crisis o de carencia económica. Y, en este aspecto, la estabilidad del vínculo entre los padres es esencial. Como también lo es la solidaridad intergeneracional a través del tiempo, concluyó Miró i Ardèvol. http://www.thefamilywatch.org/cos/cos-1217-es.php
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