Nuestro Instituto Nivariense de Ciencias de la Familia se identifica plenamente con el planteamiento del documento que se adjunta. Es lo que pretendemos tanto nosotros como lo que, en la práctica, intenta el Centro de Orientación Familiar (Cof2000).
Nadie se casa para divorciarse, y la ruptura del matrimonio es un fracaso que afecta negativamente a todos los que se ven implicados, sobre todo a los más débiles, que suelen ser los hijos. Sin embargo, el divorcio cada vez es más frecuente en España: uno cada cinco minutos, el triple que hace una década, según los datos más recientes del INE. Y eso a pesar de que los matrimonios disminuyen: en España la tasa por cada 1.000 habitantes es actualmente de 3,1 cada año, frente al 4,4 de media en la Unión Europea, mientras que hace sólo 10 años alcanzaba una cifra mucho más elevada: el 5,1.
Son numerosos y bien conocidos los estudios que demuestran que las rupturas familiares tienen efectos perjudiciales no deseados, principalmente para los hijos, pero también para los cónyuges, y para la sociedad entera. Esas consecuencias perjudiciales provocan, además de los costes personales, considerables costes sociales y sanitarios.
También existen ejemplos de la eficacia que tienen las medidas preventivas. Según un estudio del Institute for American Values, por ejemplo, es posible evitar hasta un 40% de los divorcios con una mayor prevención.
En España, sin embargo, la introducción del divorcio ‘exprés’ en 2005 empeoró aún más la situación. Teniendo en cuenta que la duración media del matrimonio es de 15 años, el número de divorcios respecto a los matrimonios ha pasado del 10% en 1991 al 54% actual, mientras que si se hubiera mantenido la tendencia anterior a esa Ley no sería superior al 36%. Se comprueba así que no es indiferente que el marco legal facilite la ruptura familiar.
Hace algunos meses se celebró en The Family Watch un seminario para analizar las repercusiones que esta situación genera, en las parejas desintegradas y en los propios hijos, y tratar de buscar soluciones que permitan evitarlas en lo posible. La Jornada contó con la participación de expertos juristas, médicos, psicólogos y mediadores familiares, coordinados por la profesora Regina Gaya Sicilia. Como fruto del trabajo de todos ellos durante varios meses, se publica ahora este Informe, que permite constatar la ineficacia de las soluciones ofrecidas hasta el momento, que se basan en facilitar la ruptura definitiva como única salida, y la necesidad de buscar soluciones mejores y más imaginativas que les permitan hacer frente a las crisis con mayores garantías de éxito personal, familiar y social.
En ese sentido, se intenta plantear las cosas desde este otro punto de vista, ayudar a los padres a través del establecimiento de mecanismos legales que permitan replantearse la ruptura antes de que sea demasiado tarde, y afrontarla positivamente, con la finalidad de preservar si es posible la unidad de la familia.
En sus conclusiones, el Informe propone cuatro medidas concretas:
- Establecimiento de un periodo de reflexión previo al divorcio, que permita acudir a mecanismos preventivos de orientación y mediación.
- Fomento de entidades de mediación y asesoramiento a los cónyuges durante ese periodo de reflexión.
- Recuperación del ámbito objetivo de la mediación familiar, para que permite hacer frente a la crisis y llegar a la reconciliación siempre que sea posible.
- Ofrecimiento a las parejas mecanismos preventivos de formación, para ayudarles desde el primer momento a hacer frente a las eventuales crisis.
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