Los celos, sin rayar lo patológico, consisten en un sentimiento o emoción, que casi todos hemos sentido en alguna ocasión, y están causados por el temor a perder a la pareja, ya sea real o imaginado. Pero, ¿qué ocurre cuando este temor interfiere en nuestra dinámica diaria, causándonos angustia, malestar y disputas en la pareja? Veamos lo que son los celos patológicos.
Los celos patológicos o compulsivos
Los celos patológicos son aquellos sentimientos de inseguridad y de temor a perder la pareja, que nos causan emociones fuertes como la angustia, ansiedad, hostilidad, depresión, y que interfieren en nuestro día a día, dificultando la vida normal de la persona y de la relación de pareja.
La diferencia entre los celos normales y los patológicos está en que, en los normales la gente desea que su pareja esté con él y solamente con él, mientras que en los patológicos se va un punto más allá, exigiendo a la pareja que no tenga otro tipo de relaciones amorosas ni sexuales.
Los celosos patológicos desconfían y vigilan constantemente a su pareja, y es probable que en muchas ocasiones muestren esta misma desconfianza sintiendo celos de sus padres, hermanos, amigos… mostrando actitudes de no querer compartir a dichas personas.
Características de un celoso compulsivo
No se puede hacer un retrato robot del celoso patológico o compulsivo, pero sí hay una serie de características que se repiten con cierta frecuencia en este tipo de personas:
1. Tiene escasez de algunas habilidades sociales como puede ser la empatía, hablar en público, asertividad, etc.
2. La desconfianza es un rasgo habitual en su carácter, no solo en el ámbito de las relaciones de pareja, sino en las demás interacciones sociales.
3. Persona controladora y minuciosa, que necesita tener todo bajo su control.
4. Suele “vigilar” o revisar objetos personales de su pareja, en busca de pruebas que corroboren sus sentimientos de celos.
Los celos patológicos son aquellos sentimientos de inseguridad y de temor a perder la pareja, que nos causan emociones fuertes como la angustia, ansiedad, hostilidad, depresión, y que interfieren en nuestro día a día, dificultando la vida normal de la persona y de la relación de pareja.
La diferencia entre los celos normales y los patológicos está en que, en los normales la gente desea que su pareja esté con él y solamente con él, mientras que en los patológicos se va un punto más allá, exigiendo a la pareja que no tenga otro tipo de relaciones amorosas ni sexuales.
Los celosos patológicos desconfían y vigilan constantemente a su pareja, y es probable que en muchas ocasiones muestren esta misma desconfianza sintiendo celos de sus padres, hermanos, amigos… mostrando actitudes de no querer compartir a dichas personas.
Características de un celoso compulsivo
No se puede hacer un retrato robot del celoso patológico o compulsivo, pero sí hay una serie de características que se repiten con cierta frecuencia en este tipo de personas:
1. Tiene escasez de algunas habilidades sociales como puede ser la empatía, hablar en público, asertividad, etc.
2. La desconfianza es un rasgo habitual en su carácter, no solo en el ámbito de las relaciones de pareja, sino en las demás interacciones sociales.
3. Persona controladora y minuciosa, que necesita tener todo bajo su control.
4. Suele “vigilar” o revisar objetos personales de su pareja, en busca de pruebas que corroboren sus sentimientos de celos.
5. Suelen caracterizarse con una baja autoestima, inseguridad y escasa confianza en sí mismo.
Qué hacer ante los celos patológicos o compulsivos
1. Lo primero y más importante es lograr que quien lo padezca, reconozca y comprenda que es un problema, y que le afecta tanto a él, como a su pareja y a terceros que rodean la relación.
2. Toda relación se debe cimentar en el diálogo, en la confianza y en el respeto. Las relaciones que no tienen estos tres buenos pilares, tienen el riesgo de venirse abajo. Luego es imprescindible que la pareja hable, el celoso comunique sus temores, los sentimientos que tiene, las situaciones que lo provocan…
3. Cuando se consigue una buena comunicación en la pareja, pero los celos siguen interfiriendo, es recomendable acudir a un psicólogo especialista en la materia, que haga de mediador y os de las indicaciones oportunas. Un terapeuta de pareja puede ayudar a la persona que sufre de celos patológicos a controlar sus sentimientos y hacerle ver que los celos no se fundamentan en algo real, y que le provocan esos sentimientos que le llevan a realizar conductas contraproducentes para una relación de pareja.
4. En ocasiones, por mucho que las parejas quieran “salvarse” de ese derrumbe, puede ser adecuado un tiempo de ausencia de relación, con el fin de poder evaluar mejor el problema, o bien de reconstruir las vidas por separado.
1. Lo primero y más importante es lograr que quien lo padezca, reconozca y comprenda que es un problema, y que le afecta tanto a él, como a su pareja y a terceros que rodean la relación.
2. Toda relación se debe cimentar en el diálogo, en la confianza y en el respeto. Las relaciones que no tienen estos tres buenos pilares, tienen el riesgo de venirse abajo. Luego es imprescindible que la pareja hable, el celoso comunique sus temores, los sentimientos que tiene, las situaciones que lo provocan…
3. Cuando se consigue una buena comunicación en la pareja, pero los celos siguen interfiriendo, es recomendable acudir a un psicólogo especialista en la materia, que haga de mediador y os de las indicaciones oportunas. Un terapeuta de pareja puede ayudar a la persona que sufre de celos patológicos a controlar sus sentimientos y hacerle ver que los celos no se fundamentan en algo real, y que le provocan esos sentimientos que le llevan a realizar conductas contraproducentes para una relación de pareja.
4. En ocasiones, por mucho que las parejas quieran “salvarse” de ese derrumbe, puede ser adecuado un tiempo de ausencia de relación, con el fin de poder evaluar mejor el problema, o bien de reconstruir las vidas por separado.
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