España en alerta: cada día se rompen 301 matrimonios. El déficit de natalidad y el aumento de los abortos ponen todavía más en peligro los gastos sanitarios y de pensiones
Eduardo Hertfelder- Presidente del Instituto de Política Familiar. Madrid.
La familia es un asunto de permanente actualidad en España. Y la primera palabra o imagen que puede venir a la mente cuando hablamos hoy de familia es crisis. La familia es una institución en crisis, sin duda, porque nuestra sociedad está en crisis.
Desde el desplome del número de matrimonios y la multiplicación de las parejas de hecho, pasando por el incremento vertiginoso de las rupturas familiares, la fragmentación y el vaciamiento de los núcleos familiares, la disminución de la natalidad, la trivialización de las relaciones de pareja, el aumento de los abortos, pasando por la confusión en el mismo concepto de familia, son síntomas claros y evidentes de esta crisis. Sus razones son múltiples y diversas y van desde aspectos culturales, políticos y sociales, hasta legislativos –las dos legislaturas anteriores fueron nefastas para la familia- o económicos.
España se queda sin niños y la baja natalidad en la que está sumida es un preocupante y alarmante grito de alerta de que algo no funciona correctamente. Un país sin hijos es, sin duda, un país sin futuro. La natalidad española lleva tiempo en caída libre. Los 471.000 nacimientos actuales suponen 100.000 niños menos que en 1.980, y solamente el aporte de las madres extranjeras –99.090 nacimientos– lo ha logrado amortiguar un poco. El déficit de natalidad actual es de tal magnitud que no es suficiente para reponer la población. Se necesitan, al menos, 280.000 nacimientos más.
Por otra parte, el aborto constituye la primera causa de muerte en España. Se provocan 118.359 abortos al año, es decir, 320 vidas menos cada día. El que uno de cada cinco embarazos termina en aborto y que desde su legalización se han alcanzado el millón y setecientos mil abortos (1.693.366), evidencian la magnitud de este drama.
Pero España no es sólo un país sin niños, sino que además es, cada vez más, una sociedad con menos matrimonios y más rupturas familiares. España se está convirtiendo en una sociedad desestructurada, de individuos sin ningún tipo de interrelación, en una sociedad deshilachada.
Es una triste realidad, pero los datos estadísticos así lo ratifican. Mientras en el año 1990 se produjeron 220.533 matrimonios, en el año 2011 fueron apenas 163.000, esto es, 60.000 matrimonios menos. Descenso que hubiera sido, incluso, mucho mayor si no fuera por la inyección de matrimonios internacionales –31.000 matrimonios internacionales en el 2011–.
Así mismo las rupturas familias se ha disparado en nuestro país y es uno de los principales problemas de las familias españolas. Al hablar de rupturas familiares no nos referimos solamente a estadísticas frías, sino que, sobre todo, hablamos de dramas, de fracasos personales y de desgarros humanos. Y es que detrás de cada persona que se divorcia hay un conflicto por resolver y un drama familiar.
En este contexto de dramas humanos, produce escalofríos la cifra de las más de 110.000 rupturas que se producen en España anualmente, lo que significa que se rompe un matrimonio cada 4,7 minutos, es decir, más de 12,6 rupturas cada hora.
A pesar del agravamiento de estos indicadores de la familia, hasta la fecha la mayoría de la sociedad y las administraciones parecen no haberse alertado.
La ausencia de una política de protección de la familia y de fomento de la natalidad es uno de los más acuciantes problemas de la familia española, que hasta ahora ningún gobierno nacional, regional o local ha sabido abordar en toda su complejidad.
¿Por qué el Estado no asume una verdadera política a favor de la mujer y no apoya la maternidad? Más aún, por contra, no sólo no realiza una política de protección y ayuda sino que desarrolla leyes como la del aborto que aumentan aún más estos índices dramáticos.
¿Por qué mientras en otros países se empieza a admitir que el descenso de la tasa de nupcialidad y la fragilidad de las parejas es un grave problema social, en España se incentiva la ruptura, ofreciendo la posibilidad de divorciarse de manera unilateral, sin alegar causa alguna y sin período previo de separación?.
Pero todos estos problemas sin dejar de ser muy graves no quieren decir que la familia se hunda o que vaya a desaparecer. La familia ha demostrado históricamente ser una institución capaz de sobrevivir a todo tipo de tragedias y desdichas, hayan sido provocadas artificialmente o surgidas de manera natural. Mientras en todas las etapas de la historia han ido emergiendo y sucumbiendo regímenes políticos, sistemas económicos e instituciones sociales, la familia ha permanecido y nada definitivo se ha podido hacer contra ella. De todas las instituciones humanas, la familia es la que probablemente ha soportado más calamidades y ha sobrevivido a más crisis. De hecho, una sociedad no puede evolucionar positivamente sin su célula principal: la familia.
Más de 300.000 hogares sobreviven gracias a la pensión de los abuelos
Madrid- Casi seis millones de personas no encuentran empleo –una de cada cuatro–, hay 1,7 millones de hogares españoles con todos sus miembros en paro, el 21% de la población está por debajo del umbral de pobreza y casi la mitad no puede irse de vacaciones ni una semana al año. Sin embargo, y a pesar de todas las dificultades que afrontan millones de hogares, España no se rompe y mira adelante. ¿Por qué? En parte es gracias al imprescindible papel que desempeña la familia como institución. Así, el único dinero que entra en muchos hogares es el de la pensión de jubilación. Este ingreso es el único elemento de subsistencia para miles de familias, teniendo en cuenta que el número de parados que no cobra ninguna prestación por desempleo ha superado ya, y por primera vez en el último cuarto de siglo, los dos millones. Según un estudio de la Obra Social de La Caixa, en nuestro país hay en la actualidad unos 300.000 hogares en los que todos sus miembros quieren trabajar y no pueden, y donde además hay alguien mayor de 65 años, cifra se ha disparado con la crisis. De esta forma, en 2007, año anterior al comienzo de la recesión económica mundial, estos hogares eran sólo 96.000; un año después, eran ya 137.000; en 2010, año central de la crisis, el número se había duplicado y pasando a ser 265.000. Del mismo modo, mientras que en 2007 había un 6,2 por ciento de familias con todos sus miembros en paro y donde el sustentador económico principal era mayor de 65 años, el año pasado estos hogares representaban ya el 18,3 por ciento del total. «Los abuelos juegan un gran papel: soportan el cuidado de los nietos e incluso de sus hijos, cuando éstos pasan por dificultades», dice Teresa López, vicepresidenta de Acción Familiar. Además, no sólo se retrasa la emancipación de los más jóvenes, sino que muchos se ven obligados a volver al hogar, algo que afecta a uno de cada diez jóvenes de entre 18 y 29 años, medio millón de personas aproximadamente. Para la vicepresidenta de Acción Familiar, sin familia no puede haber crecimiento económico. «No puede haber cohesión y estabilidad social sin una familia fuerte. España no aguantaría tener casi seis millones de parados sin una familia sólida», dice López. En la misma línea se pronuncia Conrado Giménez, presidente de la Fundación Madrina, para quien «la familia es la más importante empresa de un país, pero la menos valorada y apoyada». Afirma que hay estudios que cifran entre el 40 y el 50% la riqueza de un país que depende de la familia, a la que califica de amortiguador de las desigualdades sociales, motor de la economía, de la salud y de la educación. Por este motivo reclama más conciliación y apoyo para esta institución. «Invertir en formación y en familia es la única receta para salir de la crisis y volver a ser líderes mundiales en riqueza y en valores», afirma el responsable de Fundación Madrina, informa Erik Montalbán.
Fuente: http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/479981/sociedad/el-otro-deficit-faltan-280-000-nacimientos
Son datos muy relevantes y clarificadores, que pueden ser entendidos y aceptados como argumentos muy a tener en cuenta por cualquier persona, al margen de sus creencias religiosas, morales o políticas, y estoy totalmente de acuerdo con ellos, y con la necesidad de solucionar esa problemática social que se plantea con la situación del aumento de familias rotas y el descenso de la natalidad. Incluso con ese que dice que el aborto es un problema serio, desde un punto de vista económico, para el Estado en estos tiempos de crisis. Pero sólo por una razón, porque normalmente no esgrimiría ese motivo como argumento en ese sentido: La razón es que si se disuade a personas que quieran colaborar con programas de ayuda humanitaria en el tercer mundo, aduciendo criterios económicos, es muy caro para España tener que sufragar los gastos que supone rescatar a esos cooperantes cuando son secuestrados y repatriarlos( eso es lo que me parece colegir de la lectura de cierto artículo en un periódico, igual mi conclusión fue errónea), entonces también podemos y debemos tener muy en cuenta el gasto médico que supone practicar tantos abortos en España, muchos de ellos, si lo que se dice es verdad, que lo parece, sin tener ningún fundamenteo terapéutico o moral, sino tan solo que una madre ha concebido involuntariamente y no quiere tener a su hijo/a, o que ha cambiado de opinión, da igual cuales sean las razones, que éstas pueden ser o no triviales o egoístas, si lo fueran, porque no se exigen condicionantes legales más allá de que se practique el aborto dentro de las primeras catorce semanas de embarazo, y que se haya informado a la mujer de otras alternativas diferentes al aborto, y que hayan pasado tres días desde que se le suministró esa información. Estamos en crisis. Y esos presuntos abortos innecesarios, no hablo de los que puedan calificarse de "necesarios", aunque también tristes, desde un punto de vista moral, restan dinero de la Sanidad, la Educación y otros servicios públicos básicos, y crean un problema social serio,pues cada vez nacen menos niños/as y la población envejece. Eso sin referirse a los divorcios que, quizá, no tendrían que acabar en tales con una terapia de pareja adecuada, y que también suponen un problema social serio, pues la familia, en cualquier sociedad, es un base fundamental y necesaria, y cada vez hay más familias rotas por la gran afluencia de divorcios. Igual no todos son tan necesarios e inevitables, e igual con más ayudas públicas e información sobre éstas, que faciliten el acceso a terapias de pareja adecuadas, se podrían evitar esos divorcios. El Estado tiene una responsabilidad social en ese sentido, y aunque es cierto que ya existen ayudas públicas de ese tipo, para familias y parejas con menos recursos, igual es posible, ahora o más adelante, aumentarlas e informar más sobre ellas. No digo que se informe poco, no lo sé, sino que igual se puede informar más aún
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